Walimai narra la historia de como sus padres se conocieron. En aquella época había escasez de hembras por lo que el padre tuvo que ir a otros lugares a buscar esposa. Luego de encontrarla bajo un árbol y haberla pagado con trabajo a su futuro suegro, los padres de Walimai se instalaron en algún lugar de la selva. El protagonista recuerda que casi nunca veía el sol salvo cuando un árbol caía dejando un hueco en el cielo. Walimai es soltero y también cazador. Su familia es numerosa pero conserva el orgullo digno de los de su estirpe. Cuenta sobre la llegada de los hombres pálidos y sus razones para aborrecerlos. Cazaban con pólvora, sin destreza ni valor, no se vestían de aire, eran sucios etc. Aquellos hombres querían la tierra y las piedras preciosas. Cada uno de ellos era como un viento de catástrofe. El inevitable enfrentamiento sucedió. Los nativos se internaron por la selva pues habían oído que aquellos blancos eran en extremo vengativos y que por cada baja de su parte, ellos volvían con más armas y hombres y destruían la aldea. Walimai fue hecho prisionero y llevado a trabajar con los caucheros. En ese lugar Walimai conoció a una joven misma que, por las deplorables condiciones en que vivía, murió en sus brazos.
El cazador sintió que el alma de la joven entró en su alma. Luego de acomodar el cuerpo y encender una hoguera, Walimai se alejó del lugar convencido del ritual que tendría que hacer, para que el espíritu de la joven encuentre descanso. Se internó más por el bosque –suponemos que ha dejado la selva atrás- y entonces Walimai entró en contacto con el alma que guardaba en su interior. Walimai y la mujer se platicaron sus vidas, él comenzó su ayuno para ayudar al alma ajena a iniciar su viaje al más allá. Cuenta que en una noche, el alma salió y anduvo por los alrededores pero regreso al no sentirse lista aún. Finalmente el alma partió. Walimai sintió tristeza y se presta a cazar para no regresar con su tribu sin nada.
Es un cuento interesante donde Isabel A. desplega sus talentos para describir la vida en un rincón de la selva a millares de kilometros de la civilisación occidental. No hay mucho que destacar sino la diferencia de percepción de la naturaleza y del valor entre el indigeno de la selva y el hombre occidental.
En este cuento Isabel Allende intenta de ponernos al alcance de los indígenas de su país. Lo hace de dos diferentes modos. Por un lado describe las circunstancias de su vida y explica su manera de pensar. Se aprende por ejemplo que para los indígenas los nombres casi son algo santo, que no viven en la selva sino con la selva y que se ocupan con mucho cuidado con las almas de los recien muertos para que estos puedan fuirse con tranquilidad. El último es una idea que – dicho sea entre paréntesis – me gusta muy bien. Por orto lado diferencia la gente indígena de los hombres occidentales, sobre todo en cuanto a su relácion con la naturaleza. Los unos aprovechan de ella todo en respetandola, los otros la explotan sin miramiento alguno, eso ni siquiera excluye el ser humano.
Me parece que el cuento Walimai muestre la falta de comprensión de los Blancos para el pensamiento de los indígenas de America, aqui de los de la selva. El cuento describe una manera de comportarse en la vida que el “ilustrado Blanco” no connoce.
En el año 1992 los Blancos en America celebraron 500 años a llegada en America. Los indígenas recordaron a 500 años de opresión.
Ese cuento me recordó el libro ´Dschungelkind´. En ese libro Sabine Kügler relata de su vida con uns tribu en el selva de Papua-Neuguinea. I. Allende con este cuento quiere llamar nuestro atención a las injusticias contra los indigenas y mostrar la magia de la vida de las indigenas con la naturaleza. Me encantó este cuento.
Como cuento me gustó y se puede ver muy bien la diferencia entre la cultura magica de los tribus indigenos y la mentalidad sucia de los “blancos” que construyen la belleza de la naturaleza. Tampoco me puedo identificar con la cultura antigua del protagonista, pero me gusta su sentido de valores y dignidad.