Un país latinoamericano llenó de selva y tradición, de pobreza y riqueza. En un lugar de la región conocido como San Jacinto, manda un caudillo autoproclamado El Benefactor, hombre inspirado para las intrigas pero desconfiado por naturaleza, especialmente de las mujeres. Si bien en la capital había indicios de modernidad, el resto del país, vivía sumido en la miseria y la ignorancia, los antiguos habitantes de la zona, habían desaparecido por vocación y por miedo ante la llegada de los conquistadores. El ferrocarril era un síntoma irrefutable de progreso y unía los cuarteles con el palacio de verano del Benefactor que fue contruído luego de que un explorador belga había señalado cierto lugar como el más bellos y completo del planeta.
La esposa de un recién nombrado embajador, vino entonces, a mover los andamios más sólidos del poder. El Benefactor se quedó impresionado de la señora Marcia Lieberman; su belleza y gracia no podían compararse con ninguna de las mujeres con las cuales había compartido, escasas horas, de su vida. Luego de concerla en una cena más de protocolo, no halló reposo ni tranquilidad. Una noche se presentó en casa de la señora y, a pesar de su avanzada edad, la invitó formalmente a irse con él. Marcia Lieberman tuvo razones para aceptar la invitación: su matrimonio no funcionaba y se sintió conmovida por la soledad del viejo. De espíritu libre, quedó fascinada por la inmensa naturaleza que tenía frente a ella, el Benefactor por su parte, y luego de hacer correr al esposo diplomático, tuvo un tardío pero intenso romance con la joven. Entonces decidió el Benefactor llevar a Marcia a su bello palacio. Marcia quedo fascinada con aquel lugar abandonado pues todo tipo de plantas habían penetrado por los interiores. El anciano tirano reclutó un séquito para que la sirviesen y se despidieron luego de un inesperado hecho. Rendido por los lances amorosos se quedo dormido, por primera vez en su vida, en brazos de una mujer. El Benefactor supo que corría peligro el poder cuando se es abrazado. Se despidieron para no verse jamás. Al paso de los años, las noticias de que el anciano cacique de la zona había muerto, apenas se oyó en el palacio que poco a poco se había mezclado con la selva.
Muchos años, después, una expedición comprendida por profesionales, buscó el mítico palacio sin suerte, los aldeanos hablan de extrañas apariciones. En su momento Marcia se acostumbro a ellas. Apariciones que remontan de tiempos de la conquista.
Leyendas del pasado.
Se pueden crear leyendas de un pasado reciente. Este cuento es extraño pero muy interesante. La persistencia del pasado a pesar de la dictadura y de sus estragos nos enseña que tenemos que tener en cuenta lo que ha pasado antes y que nada se borra de una vez por todas. La naturaleza resiste el tiempo que transcurre. Isabel A nos envía una señal de esperanza.