Rolf Carlé, un prestigiado reportero de televisión cuya trayectoria abarca guerras y catástrofes, acudió a cubrir la erupción de un volcán que había provocado un desprendimiento de hielo que al descongelarse cubrió con lodo extensas poblaciones. Ahí conoció a una niña de nombre Azucena que había quedado sepultada por el barro y que estaba atorada pues sus hermanitos se habían aferrado a ella a la hora del desastre. El audaz periodista se vio de pronto identificado con el dolor emocional de Azucena, gradualmente dejó de reportar el terrible desastre que ocurría a su alrededor para prestar atención y ayuda desesperada para desenterrarla. La cara de la niña emergida del barro dio la vuelta al mundo pues todos los medios se concentraron en aquel espectáculo de horror. Tres días pasaron y los esfuerzos de Rolf habían sido inútiles. Azucena seguía atrapada en el fango y Rolf sólo pudo ofrecerle compañía. Mientras pasaban las horas Rolf recuerda su vida y lo que ha pasado en ella, lo extraño y lo reconocible. Su encuentro con Azucena fue decisivo en su vida por el impacto que le causo. Rolf quiso consolarla y fue Azucena quien le dio consuelo a él.
Azucena murió y la narradora admite que desde entonces no volvió a ser el mismo.
Creo que este cuento es casi uno de los mejores del libro. Te atravesa todo el cuerpo y el alma. No sé que contestar o escribir. La trama parece clásica. Sin embargo la metáfora del barro te queda en tus huesos. El camino de Rolf puede ser el de cada uno.
Tengo la impresión de que la autora conoce muy bien la mentalidad austríaca, es decir mucha autoridad paterna y el recurso a la cautiverio para imponerla. Como Rolf es de Viena , Isabel A. hace un guiño a Freud y sus investigaciones en cuanto al inconsciente. El regreso de lo reprimido.
Así que por fin se acaba el libro.
EXCELENTE, EXCELENTE, LEI ESTO CUANDO TENIA APROX. 17 AÑOS, ACTUALMENTE TENGO 27, Y TODAVIA NO SE ME OLVIDA LA TRAMA DE LA HISTORIA Y EL DOLOR………………EN FIN HICE MIA LA HISTORIA ESTA INNOLVIDABLE